Una nueva convergencia política y social por los cambios

En un escenario político como el actual en Chile, caracterizado por la dispersión y la incertidumbre la idea de un bloque o convergencia política y social por los cambios, responde al nuevo contexto creado por la derrota de la Nueva Mayoría y del campo progresista en las presidenciales de 2017 y a la necesidad de un nuevo reagrupamiento que dé cuenta del nuevo escenario político.

El período que se abre, en una sociedad que se encuentra en pleno cambio social y cultural, se caracteriza por una nueva politización de las juventudes, la mayor incidencia de las clases medias aspiracionales y los segmentos juveniles millenials, por el envejecimiento de la población, tendencia que otorga a los segmentos de tercera edad una mayor incidencia y presencia electoral, los actores políticos deben interpretar dichos cambios para reinventarse y conducir los cambios desde la acción política y los territorios y desde la conquista de los sentidos y significados culturales en la sociedad.

La derrota política de 2017 se explica, entre otros factores, por las notorias divisiones en el campo de la centro izquierda, en una serie de candidatos distintos aunque sus propuestas programáticas presentaban amplias coincidencias, por una tentativa estratégica de quebrar a la Nueva Mayoría y debilitar al gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet poniendo en tensión el propio programa acordado y sus principales reformas, por la falta de entusiasmo de la militancia progresista con la candidatura presidencial que llegó a segunda vuelta, por la decisión de impedir la realización de una elección primaria que permita configurar una candidatura presidencial y una lista parlamentaria única.

No deja de ser paradójico que el campo de la centro izquierda y de las izquierdas lograron instalar -desde las movilizaciones sociales y la acción política- las ideas del cambio contenidas y materializadas en el programa de Bachelet 2, pero deberán defender ese legado desde la oposición al gobierno conservador.

Hubo numerosos momentos durante el Gobierno de la Presidenta Bachelet en que los partidos que formaban la coalición de gobierno no mostraron la suficiente lealtad y coherencia ante su propio gobierno y actuaron más como opositores disfrazados, de tecnócratas neutrales o como gobiernistas tibios entre las 08 de la mañana y las 5 de la tarde.

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La ciudadanía rechaza y sanciona las divisiones, las medias tintas, los matices y castiga el espectáculo mediático de los conflictos entre actores políticos.

Para las fuerzas sociales y políticas de izquierda, una de las lecciones de la derrota de 2017 es la necesidad de reafirmar su convergencia estratégica desde la perspectiva de impulsar los cambios que la ciudadanía reclama, entre aquellas fuerzas que están política, ideológica y socialmente decididas a empujar unidas y lealmente el logro de esos cambios, sin matices ni renuncias.

Se trata de un proceso lento y gradual de diálogo y de rearticulación de los actores políticos y de los actores sociales: un nuevo espacio de encuentro entre la militancia política y la militancia social, entre los partidos y los movimientos sociales, encuentro en el seno de las demandas y exigencias y aspiraciones más sentidas de los ciudadanos.

El cambio de escenario político desde ahora tendrá sin dudas consecuencias para los más importantes movimientos sociales que hoy cursan en Chile.  Si bien la mayoría de esos movimientos consideraban insuficientes los avances que el gobierno de Michelle Bachelet habñia logrado instalar en materia de derechos sociales (un punto crítico en la relación entre esas dirigencias sociales y el gobierno de Bachelet), veían también en Alejandro Guillier como una esperanza posible para que sus demandas no desaparezcan de la agenda política y mediática. Entre el gradualismo realista de aceptar lo avanzado (que ya significó mover la frontera de lo posible, por ejemplo con la gratuidad y los cambios en el sistema político)) y el ultrismo de exigir todo aquí y ahora, los movimientos sociales perdieron una oportunidad.

Ahora, ante un nuevo escenario de cuatro años de piñerismo, las organizaciones sociales tendrán que repensarse y replantear su estrategia para seguir dando la pelea en un contexto aún más adverso.

El surgimiento del Frente Amplio a la escena política constituye un desafío y una oportunidad para el campo del progresismo y de la centro-izquierda en nuestro país: un desafío para leer e interpretar los cambios sociales y culturales que están sucediendo desde nuevos segmentos y colectivos de la ciudadanía, y una oportunidad para expandir el campo de la centro izquierda y de las izquierdas, el campo de los que desean empujar los cambios, sobre la base de coincidencias programáticas y de contenido, de ideas y propuestas, de agendas comunes.

LA CONVERGENCIA POLÍTICA.

Una de las finalidades estratégicas del bloque social y político por los cambios es la necesidad de los actores políticos de la izquierda democrática en Chile de diferenciarse en términos políticos y programáticos, marcando su sello de identidad respecto de los demás actores sociales y políticos, y la necesidad de impulsar una agenda de acción política, social y territorial y proponga al país un programa de transformaciones que proyecte en el tiempo la obra y el legado del gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, fijando nuevos horizontes de cambio social.

El concepto de un nuevo bloque social y político por los cambios contiene la idea de desarrollar un esfuerzo de convergencia programática y político-social entre los actores políticos del campo progresista y de izquierda, para la construcción de un conglomerado que integre principalmente a los partidos Socialista, Por la Democracia, Comunista, Radical, la Izquierda Ciudadana y el PAIS Progresista.

LA CONVERGENCIA PROGRAMÁTICA.

Las derrotas y el recuerdo del pasado no son suficiente materia crítica para construir alianzas duraderas.

Creemos que es posible construir una nueva convergencia por los cambios, a partir del reconocimiento y la defensa de los logros y avances del Gobierno de Michelle Bachelet y de las coincidencias programáticas de los candidatos del campo progresista.

El nuevo bloque social y político por los cambios, se orienta a recoger y hacer suyas las grandes demandas y aspiraciones de los movimientos sociales del decenio reciente: una nueva Constitución para construir un Estado Social de Derecho, educación pública, gratuita, laica y de calidad, una salud pública gratuita y de calidad, así como el fortalecimiento y expansión de la democracia y la vigencia de los derechos humanos en Chile.

Habrá que recuperar los sentidos culturales y significados del cambio en la sociedad, dando una batalla cultural e ideológica de largo aliento.

Las fuerzas de izquierda en Chile, como lo demuestran las experiencias históricas de los gobiernos del Presidente Pedro Aguirre Cerda y Salvador Allende, por convicción y por trayectoria hoy, comparten el compromiso irrenunciable con la defensa irrestricta de los derechos humanos en la sociedad chilena y quienes comprenden la defensa y fortalecimiento de una democracia representativa y participativa y el sistema de partidos políticos como el mejor mecanismo para realizar transformaciones sociales en el país.

Los partidos y movimientos de izquierda de esta convergencia poseen como sello de identidad y como patrimonio irrenunciable un historial impecable de respeto y convicción democrática, ya que ninguno de ellos ha participado en aventuras sediciosas o golpistas ni en violaciones a los derechos humanos.

Estas fuerzas sociales y políticas por los cambios entienden además la inclusión social y el crecimiento económico inclusivo y sustentable como estrategias que deben reforzarse recíprocamente, como garantía de un desarrollo humano sustentable.

Esta nueva coalición se sustenta en la convergencia de los programas presidenciales de Alejandro Guillier, Marco Enríquez Ominami y Alejandro Navarro.

Los tres programas progresistas de 2017 comparten conceptos y propuestas coincidentes. Así el programa de Marco Enriquez Ominami plantea:  «Es hora de que Chile deje atrás los discursos anacrónicos y antagónicos, propios de la Guerra Fría. Creo en la necesidad de un mercado fuerte, regulado por un Estado que represente a todos los chilenos, y no los socios o amigos del Presidente de turno. Creo en la urgencia de avanzar hacia una prosperidad para todos, con sentido de responsabilidad. Pues sería poco realista prometerles a los chilenos que todo cambiará en cuatro años. Sabemos que no es así. Pero lo que sí sabemos, es que los sellos, rumbos y definiciones estructurales, pueden realizarse en un periodo de cuatro años, después de lo cual es tarea de las generaciones futuras velar por la continuidad de ellas.»

A su vez, el programa de Alejandro Navarro plantea: «Las demandas más sentidas de nuestro pueblo están limitadas por el actual marco regulatorio que rige a nuestro país, la Constitución de 1980, creada y aprobada en plena dictadura militar. Hoy, luego de casi 30 años desde el retorno a la democracia, es de vital importancia generar una Nueva Constitución, basada en principios democráticos, con más participación, equidad, libertad y transparencia para el Estado.

Nuestro Programa de Gobierno pretende ser la base para trabajar, dialogar y construir, en conjunto a todas las chilenas y chilenos, un camino de profundización de la democracia, de construcción de mayor igualdad social y económica, de recuperación de recursos naturales, de creación de crecimiento sustentable, de respeto irrestricto a los Derechos Humanos, haciendo que la soberanía de este país radique en el pueblo de Chile.» 

En el programa de Alejandro Guillier se plantea: «Nos inspira la sed de justicia y libertad. A diferencia de los conservadores, sabemos que las condiciones materiales de vida limitan drásticamente la libertad de elegir de chilenos y chilenas: el imperio del dinero y del mercado impide que la gran mayoría de nuestros compatriotas pueda acceder a servicios oportunos y de calidad en salud, educación y previsión.

Las fuerzas del mercado también nos han conducido a comunas y barrios segregados, con grandes diferencias de policías, áreas verdes y espacios de cultura por habitante. Definitivamente en Chile tenemos ciudadanos de primera y de segunda clase, dependiendo de la región y del barrio en que vives y de tu posición en la escala de ingresos. Pese a avances importantes, gracias a las políticas públicas implementadas en democracia, seguimos viviendo en una sociedad intolerante a la diversidad, con una cultura machista y patriarcal que castiga a la mujer y a las opciones sexuales que cada quien quiera libremente asumir.»

El bloque social y político por los cambios se asienta en dos espacios socio-políticos complementarios: las instituciones políticas (el Congreso, los consejos regionales, los gobiernos regionales y las comunas) y los territorios y comunidades.  La acción política dentro de las instituciones se complementa y se conecta de un modo dinámico con la movilización social y ciudadana desde los territorios, a partir de las aspiraciones pendientes y las demandas no resueltas.

Manuel Luis Rodríguez U.

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DOCUMENTOS DE REFERENCIA.

Programa de Gobierno de Michelle Bachelet:

http://www.gob.cl/programa-de-gobierno/

Programa de Gobierno de Alejandro Guillier:

https://alejandroguillier.cl/programa/

Programa de Gobierno de Marco Enriquez Ominami:

https://marcoenriquezominami.cl/programa/

Programa de Gobierno de Alejandro Navarro:

https://elecciones2017.servel.cl/wp-content/uploads/2017/10/Programa_Alejandro_Navarro_Brain.pdf

 

 

2 comentarios en “Una nueva convergencia política y social por los cambios

  1. Carlos Aravena

    Totalmente de acuerdo a la publicación, pero los partidos políticos los hacen l@s ciudadanos, que esperan ser representados por directivos que tengan un dignidad y que sean consecuentes a los principios que representan.
    Tener líderes corruptos, insertos en empresas, aprovechar de la autoridad entre muchas otras acciones de poder, crea en los adherentes un rechazo a participar de los ciudadanos.
    Tenemos actualmente una sociedad con un empoderamiento en la información que ejerce el derecho de la información de ciudadanos y es de cuidado para cualquier político.
    La democracia se vive y se practica día a día en la transparencia de los actores ciudadanos, aún nos falta mucho para llegar a una madurez en el país
    Una nueva convergencia política tendrá nuevas reglas para sus representantes sociales.

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  2. Anónimo

    En el párrafo:
    «El período que se abre, en una sociedad que se encuentra en pleno cambio social y cultural, se caracteriza por una nueva politización de las juventudes, la mayor incidencia de las clases medias aspiracionales y los segmentos juveniles millenials, por el envejecimiento de la población, tendencia que otorga a los segmentos de tercera edad una mayor incidencia y presencia electoral, los actores políticos deben interpretar dichos cambios para reinventarse y conducir los cambios desde la acción política y los territorios y desde la conquista de los sentidos y significados culturales en la sociedad.»
    Tengo mis dudas en que el período que se abre, tenga como característica, entre otras, «una nueva politización de las juventudes».

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